jueves, 15 de diciembre de 2022

"Rogativas en la Religiosidad y Piedad Popular"

 Nuestra Señora de Barbaño historia viva 
en las rogativas, exvotos y ofrendas



Cuadro que representa el llamado milagro del moro converso. Ermita de Barbaño 


"Queremos desde la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño, rendir un homenaje y manifestar nuestro respeto y solidaridad, con todos los afectados a causa de las riadas provocadas por la Borrasca Efraín. Que la Santísima Virgen de Barbaño les ayude e interceda por todo ellos".


Hemos estado en los últimos meses pidiendo en la Eucaristía, celebraciones determinadas, oraciones y de todas las formas posible como pueblo de Dios que llegara la lluvia. Nos ofrecíamos en amor, respeto y cariño a Dios Padre desde la misma confianza con la que un hijo se debe dirigir. La lluvia ha llegado. Ciertamente y por desgracia nos ha traído en algunas zonas el desastre que provoca ésta cuando llega ofensivamente de forma abrasadora como lo ha hecho a través de la Borrasca Efraín. Empezamos por encomendarnos a nuestra Madre y Patrona por todas aquellas familias que han sufrido los daños de las riadas.

Y es que, el sentimiento del hombre por querer acercarse e incluso querer dominar "lo religioso", se ha plasmado a lo largo de la historia de las religiones en el saber popular es decir, lo que el pueblo entiende sobre aquello que es sagrado, alejando de conceptos y nociones teológicas, desde su saber como pueblo, desde el pueblo Y por tanto queriendo superar y adentrarse desde el corazón en ese complejo  mundo sobrenatural, hacia todo aquello que lo trasciende y que por eso mismo decimos que el ser humano tiene una dimensión trascendental.

En todo lo anterior hay siempre un deseo de amor, de respeto y de unidad con la divinidad. En todas las religiones pero en la cristiana de una forma muy especial. Dios, Jesús, el Espíritu Santo, María y obviamente los santos, han sido siempre admiración especial del devoto y creyente, para descender a algo tan nuestro como es el caso de Santa María de Barbaño en uno de los más claros y evidentes ejemplos de estos ofrecimientos amor.

Los siglos XVI, XVII y XVIII están llenos en la historia devocional mariana de nuestra Patrona de estos casos e incluso a nivel general, incluso concilios como el de Trento (1543-1556), tuvo que entrar a regular con la Contrarreforma, para que algunos lugares estas expresiones no se escaparan de lo puramente religioso y de lo que debía ser claramente al amor por lo divino.

Si miramos a Montijo, existen fuentes documentales como las llamadas mandas testamentarias (los "testamentos"), por medio de los cuales se puede observar la voluntad última del creyente aferrado en ruegos espirituales y temporales a Nuestra Señora de Barbaño ya desde el siglo XVI. Así, son de enorme interés para comprender el amor que Montijo ha tenido siempre a Santa María de Barbaño todo un conjunto de símbolos y de expresiones que el propio pueblo a puesto a los pies de la Santísima Virgen tomando como ejemplo los exvotos y las ofrendas.

¿Qué es realmente un exvoto?

En el año 1999, en el libro titulado Historia, Religión y fe en Nuestra Señora de Barbapo. Piedad y Religiosidad Popular, que fue editado por la parroquia de San Pedro Apóstol y el Ayuntamiento de Montijo (autor: P. Iglesias Aunión), en las páginas 44 a la 57, aparece la historia completa de lo que entendemos por un exvoto que no es otra cosa que la ofrenda pública de un objeto que se realiza, en nuestro caso naciendo del amor y de la fe montijana, hacia una divinidad, a un ser sobrenatural, a un personaje como puede en este caso ser, nada más y nada menos que la Virgen Santísima bajo la advocación de Barbaño.



    Reja actual de hierro que separa el presbiterio del pueblo en la Ermita de Barbaño

A principios del siglo XVII, en torno al año 1605, la ermita de Nuestra Señora de Barbaño contaba ya con un espacio dedicado a recoger estas ofrendas. Entonces se afirmaba, que tenía en el arco toral (es decir en uno de los cuatro arcos sobre los que descansa la cúpula), una reja de madera en la estaban colgadas diez muletas de enfermos.

Unos años más tardes, metiéndonos de lleno en el terreno de las mentalidades y la piedad popula, todo lo anterior aparece con una mayor precisión cuando se nos habla de rogativas y ofrendas como las realiza el esclavo moro de nación a la Virgen de Barbapo, de manera que ante una extrema sequía, si al salir en procesión por Montijo su imagen y la "Virgen mediaba para que se obrara el milagro de la deseada lluvia", el se bautizaría. La lluvia llegó y la conversión de aquel esclavo también,  tomando el sacramento bautismal bajo el nombre de Antonio. Era esclavo del III Conde de Montijo, don Cristóbal Portocarrero y Luna (lo vemos en el exvoto pictórico que ilustra y acompaña el título de este artículo).

Francisco Antolín copiaría dicho obra pictórica en el Apóstol 1939 (depositada y visible en la ermita de Barbaño), donde se plasma dicho milagro. Será testimonio documental para la historiografía mariana de Barbaño, el libro II de bautizados (1620-1641), que hoy se encuentra depositado en el Archivo Diocesano de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, en la sección correspondiente a los registros sacramentales de la parroquia De San Pedro cuando se afirma: "En la villa de Montijo a quince días del mes de agosto de mil seiscientos veinte y tres años. Yo, el licenciado Gómez Hernández Silvestre, cura de esta villa, bauticé a Antonio, esclavo de su Señoría el conde esta villa, moro de nación que se volvió a nuestra Santa Fe católica. Fue su padrino su Señoría. Y por verdad, lo firmé".

(Continuaremos con el devocionario popular a María de Barbaño)

Junta de Gobierno de la Hermandad