martes, 26 de marzo de 2024

María de Barbaño ante la "Pasión y Muerte de Cristo"

Santa María de Barbaño en el monte Calvario

María en la pasión de Cristo es silencio y dolor, pero también esperanza

                                                                       

Somos dados en estos días a querer conocer los hechos y acontecimiento de la "pasión y muerte de Cristo" a través generalmente del cine, de alguna serie en televisión o de alguna publicación oportunista que salga. La mejor manera de entender la pasión y muerte de Cristo está indudablemente en los evangelios es decir, la lectura directa en el Nuevo Testamento, en la Biblia y como recomendación particular, en el evangelio de San Juan, testigo directo de aquellos momentos.


Quien haya leído pues los evangelio con algo de detenimiento -no hay otra forma de leerlos- se dará rápidamente cuenta que a penas se habla de María y además lo podemos hacer extensible a la misma resurrección. Juan es quien hace referencia a la Virgen María cuando Cristo está ya muriendo en la cruz: "Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo que amaba, que esta allí, dijo a la Madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa" (Jn 19, 25-27).

María está en el lugar y en el sitio adecuado. En el momento y en el instante más crítico. En estos días que parece tenemos más tiempo para la oración y la reflexión personal, podemos acercarnos al Santuario de Nuestra Señora de Barbaño y recordar este momento de la pasión de Cristo ante la Madre y patrona de los montijanos.


Recordar igualmente del evangelio de San Lucas la afirmación que nos permite intuir que María estaba al pie de la cruz cuando el evangelista narra que al llegar al Calvario Jesús estaba crucificado entre dos malhechores y escuchar el perdón amoroso de Jesús en una petición sin igual al Padre por ante quienes no sabían lo que estaban haciendo. Si María estaba allí, entre la gente del pueblo pues no olvidemos que en época romana la crucifixión eran todo un "espectáculo", miraría y escucharía aquellas palabras de su hijo desde el silencio y sufrimiento de su corazón.

Más aún, es fácil deducir que María acudiría a la llamada desde su corazón por el amor hacia su hijo en el mismo momento en que escuchase que había sido prendido e intentar vivir de cerca todo el proceso: desde las puertas del Sanedrín ante la casa de Caifás donde escribas y ancianos se reunían para posteriormente acusar a Jesús.


María no lo abandonó. Estuvo con él al pie de la Cruz

Correría hacia el palacio del gobernador Poncio Pilato, donde Cristo sería juzgado e interrogado y lo pero de todo, escucharía a la multitud gritar con fuerza aquellos de "¡Crucifícale, crucifícale!". Lo vería cargar con el madero, caer una, dos y tres veces sin abandonarlo tras sus pasos. Esta es la fuerza que en nuestras oraciones ante María de Barbaño en nuestras visitas a su santuario y poder así elevar a nuestra Patrona una especial petición: "Dame fuerzas Madre de Barbaño para seguir los pasos de Cristo en su camino al Calvario".

Finalmente lo vería izar en la cruz en el Gólgota (nombre griego de Calvario o "monte de la Calavera"), para posteriormente con la cercanía de su muerte ver que todo se oscurecía mientras "el velo del templo se rasgaba en dos".

Tenemos sed en estos días. Sed de amor y de paz. Sentimos a María de Barbaño llorar junto a la cruz después de oírle decir "Elí, Elí, ¿lama sabactani? ("Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?"). Nosotros tenemos la oportunidad de pedirle a nuestra Patrona que nos llene el corazón de fuerzas para celebrar en el Santo Triduo Pascual, la mayor y más grande de las celebraciones para un cristiano. Que no nos sintamos abandonados o mejor dicho, que no abandonemos nunca a Dios.



Hemos querido que María de Barbaño esté presente en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo con nuestra representación en las estaciones de penitencias que las cofradías montijanas catequizan en estos días esos acontecimientos en la calle. Deseemos junto a María Santísima de Barbaño, que las sombras, las tinieblas y la oscuridad no nos envuelvan y nuestra inquietud lo sea porque ponemos como ella nuestros ojos en la esperanza de la resurrección.

Provechosa Semana Santa. María de Barbaño te espera para orar junto a ella en estos momentos en los que por amor, Dios entrega a su Hijo: ¡nos llega la redención!

Junta de Gobierno de la Hermandad